Tibio, impaciente, inquieto, el día hacía salir a la gente de las casas, de las ciudades. El pueblo se llenaba de gente de todas las edades. El cielo brillaba con un resplandor suave. En ...la plaza Mayor sonaba el canto de los pájaros y las campanadas del reloj del ayuntamiento, un dulce piar sorprendido y perezoso, un dulce sonar tranquilo y con ritmo que marcaba las horas , y, en las calles serenas y sonoras, los graznidos roncos de los coches que se dirigían de nuevo a la la ciudad. Regresaba el silencio. La única nube del cielo era una conchilla blanca, delicadamente enrollada, que flotó un momento y se disipó en el azul. Los últimos que marchaban levantaban la cabeza con una expresión maravillada y optimista y respiraban el viento, sonrientes . Nosotros los observábamos desde el escaparate de la panadería de Moranchel diciéndoles con la mano adiós . ¡¡Hasta el próximo fin de semana !!
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domingo, 16 de abril de 2017
los graznidos roncos de los coches que se dirigían de nuevo a la- la ciudad
La calle Iglesia estaba tan apacible como en pleno verano, con cada ventana abierta protegida por persianas amarillas y verdes. Había vuelto el buen tiempo; era el primer domingo de primavera y en la panadería se agotaban nuestros productos ; rosquillas , pan , bollos , tortas , pasteles , tartas , secos ,bizcochos , galletas....
Tibio, impaciente, inquieto, el día hacía salir a la gente de las casas, de las ciudades. El pueblo se llenaba de gente de todas las edades. El cielo brillaba con un resplandor suave. En ...la plaza Mayor sonaba el canto de los pájaros y las campanadas del reloj del ayuntamiento, un dulce piar sorprendido y perezoso, un dulce sonar tranquilo y con ritmo que marcaba las horas , y, en las calles serenas y sonoras, los graznidos roncos de los coches que se dirigían de nuevo a la la ciudad. Regresaba el silencio. La única nube del cielo era una conchilla blanca, delicadamente enrollada, que flotó un momento y se disipó en el azul. Los últimos que marchaban levantaban la cabeza con una expresión maravillada y optimista y respiraban el viento, sonrientes . Nosotros los observábamos desde el escaparate de la panadería de Moranchel diciéndoles con la mano adiós . ¡¡Hasta el próximo fin de semana !!
Tibio, impaciente, inquieto, el día hacía salir a la gente de las casas, de las ciudades. El pueblo se llenaba de gente de todas las edades. El cielo brillaba con un resplandor suave. En ...la plaza Mayor sonaba el canto de los pájaros y las campanadas del reloj del ayuntamiento, un dulce piar sorprendido y perezoso, un dulce sonar tranquilo y con ritmo que marcaba las horas , y, en las calles serenas y sonoras, los graznidos roncos de los coches que se dirigían de nuevo a la la ciudad. Regresaba el silencio. La única nube del cielo era una conchilla blanca, delicadamente enrollada, que flotó un momento y se disipó en el azul. Los últimos que marchaban levantaban la cabeza con una expresión maravillada y optimista y respiraban el viento, sonrientes . Nosotros los observábamos desde el escaparate de la panadería de Moranchel diciéndoles con la mano adiós . ¡¡Hasta el próximo fin de semana !!
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